miércoles, 27 de septiembre de 2017

NOTA DE TAPA

EDITORIAL

DESAFÍOS LABORALES... DEL MUNDO QUE VIENE.

El futuro de Argentina.


Escribe: Lic. MÓNICA RODRIGUEZ – Dirección


La existencia de la humanidad está siendo transformada de la mano de la tecnología, la automatización y la inteligencia artificial, y se espera que en los próximos años estos avances contribuyan a eliminar entre el 50% y el 65% de los puestos de trabajo existentes en los países en vías de desarrollo, entre ellos Argentina. Así lo expresó el doctor Jim Yong Kim, Presidente del Grupo Banco Mundial ante un auditorio de más de 500 personas, compuesto por un abultado número de jóvenes del último año del secundario y universitarios que asistieron al encuentro “INVIRTIENDO EN LOS EMPLEOS DEL FUTURO”, llevado a cabo el pasado 18 de agosto en el Centro Cultural de la Ciencia, del cual hemos podido participar.
Acompañaron con una breve intervención el Ministro de Ciencia y Tecnología Lino Barañao y un panel compuesto por Alec Oxenford (co-fundador de Letgo y OLX); Silvia Torres Carbonell (Directora del Centro de Entrepreneurship IAE Business School) y Ariel Arrieta (Co. Fundador de NXTPLabs).
Una reunión rica por la multiplicidad de conceptos que allí se vertieron pero también por el tenor de los expositores, intérpretes privilegiados de las tendencias globales y actores protagónicos de la realidad que se teje día a día.

En el actual escenario mundial se observa que las industrias tradicionales van a continuar acentuando sus procesos de mecanización reemplazando la mano de obra humana por máquinas en su intento por aumentar la productividad (producir más en menos tiempo y a menor costo). Pretender mantener los puestos de trabajo en estos sectores será harto difícil.
En la otra cara de la moneda hay una dinámica vibrante que está generando nuevos empleos vinculados con la revolución tecnológica y otros tantos se crearán en el futuro, trabajos que hoy no conocemos ni imaginamos pero que surgirán como consecuencia de las nuevas necesidades imperantes.

Así, el mundo laboral se modifica no solo desde un aspecto cuantitativo porque pone en jaque millones de puestos de trabajo, sino también desde un aspecto cualitativo porque para mantenerse dentro del sistema son necesarias nuevas habilidades cada vez más vinculadas al conocimiento para enfrentar un escenario en que la competencia va a estar asociada a la innovación y a la creatividad como factores determinantes.
Si esto es así, el único camino posible es la educación y formación laboral no tan focalizada en la transmisión de información y datos a los cuales hoy fácilmente se accede a través de la web, sino orientada a potenciar al desarrollo cognitivo asociado con la creatividad, la flexibilidad a los cambios, el trabajo en equipo (multidisciplinario, con valores y centrado en la acción) y a formar líderes que se conviertan en constructores del futuro, en emprendedores innovadores, que sean conscientes que el aprendizaje debe ser continuo, a lo largo de toda la vida y que cualidades como la responsabilidad, la fuerza de voluntad y fundamentalmente una mentalidad abierta al crecimiento, son claves del éxito.
Por supuesto esto solo no basta, es indispensable que haya un ecosistema empresarial que le de la bienvenida a ese tipo de empresarios y trabajadores: un Estado que siente bases previsibles y apalanque a las PYMES que se atreven a innovar, se requieren grupos de inversores que apuesten capital de riesgo no midiendo solo el costo beneficio sino también el impacto social de los proyectos y por supuesto mentores que obren de guías. Argentina tiene un enorme potencial y avanzó sustantivamente en alta tecnología. De hecho, de las empresas de catalogadas como “unicornio” (Ver recuadro), cuatro son argentinas y nacieron en las últimas dos décadas. El mayor desafío hacia adelante es ir a una especialización que nos posicione y destaque en el mundo. Israel es un buen ejemplo, supo dar ese salto y hoy se convirtió en líder en cyber tecnología.

Al respecto, hay tres áreas en las que Argentina tiene mayores oportunidades, en las que puede generar modelos de negocio que tendrían posibilidad de escalar y ser competitivos a nivel global:
- Agrotecnología: un rubro en el cual nuestro país se destaca, tiene talentos, avanzó en la especialización y hay capital apostando a la innovación.
- Finanzas: Es un área muy particular que está generando proyectos que pueden convertirse en grandes disruptores de este sector, fundamentalmente en lo que hace al blockchain y bitcoin (moneda virtual).
- Industrias culturales: la creatividad enfocada en compañías de juego, entretenimiento, literatura, artes y narrativa son un canal con potencial a explotar.

Actores fundamentales del ecosistema tecnológico – emprendedor:
- La red de emprendedores. En Argentina, por su idiosincrasia y tradición hay un enorme emprendedurismo y cuando se dan las condiciones expande su potencial. Un ejemplo, en el año `99 cuando explotó la burbuja de Internet, nacieron en Argentina el 50% de los proyectos tecnológicos que surgieron en América Latina; la crisis del 2001 marchitó a muchas de aquellas empresas emergentes, pero algunos de los que pudieron superar aquel mal momento hoy forman parte del selecto grupo de las empresas “unicornio” (valuadas en más de 1000 millones de dólares); ellas son: Mercado Libre, Despegar, Globant y OLX, todas comenzaron siendo PyMES y se transformaron en gigantes con escala global.
- Programadores – Ingenieros. Los profesionales argentinos se caracterizan por ser apasionados, flexibles, creativos, productivos, comprometidos con los proyectos, con una mirada abarcativa y ambición de progreso. El único problema es que son pocos. Hoy se necesitarían el doble de los que hay y se prevé que en los próximos 20 años la cantidad de egresados de estas carreras debería crecer 30% por año para cubrir la demanda de puestos que se generarán. Todo un dato.

Como corolario de aquel encuentro fue medular el intercambio entre el Ministro Barañao y doctor Jim Yong Kim. El funcionario argentino destacó que el ministerio que tiene a su cargo fue creado -y contó para ello con apoyo del Banco Mundial- para poner la ciencia y la tecnología al servicio del desarrollo social y económico de nuestro país. Coincidió con quienes lo precedieron que todos aquellos que accedan a nivel educativo superior en las áreas del conocimiento vinculadas con la ciencia y tecnología tendrán un acceso asegurado al mundo del trabajo. Pero su planteo fue más allá
¿Qué pasará con el enorme porcentaje de la población argentina que hoy está por debajo del nivel de pobreza y que no tiene acceso a una educación de calidad, cómo atendemos la necesidad de inclusión?. El presidente del Banco Mundial fue tajante: La igualdad de oportunidades comienza desde la gestación, desde el cuidado de la madre embarazada, porque las personas que no tienen acceso a una alimentación equilibrada, a la salud, a adecuadas condiciones de vida (vivienda digna, servicios básicos –agua potable, cloacas, luz, etc) y a una buena estimulación, se “frizan”, sus cerebros no se desarrollan y por lo tanto son incapaces de asimilar conocimientos. “Los “frizados” no podrán competir”. Por eso remarcó que es imprescindible que cada país desarrolle políticas que garanticen a la población tener sus necesidades básicas satisfechas y brinden una educación de calidad.
A propósito de esto y como reflexión final nos quedamos con otro pasaje de lo dicho por este médico coreano nacionalizado estadounidense: “Por un lado es un momento de gran preocupación y al mismo tiempo de grandes oportunidades. Nuestro objetivo (del Banco Mundial) es terminar con la pobreza y generar prosperidad. En todos lados veo que las aspiraciones de la gente aumenta y la facilidad de conectividad que da Internet les permite ver como viven otros y en otros lugares del mundo. Este conocimiento aumenta aún más sus expectativas y aspiraciones. Y si no somos capaces de cumplir esas aspiraciones con nuevas oportunidades, me preocupa hasta donde podrían escalar los conflictos, la violencia y la fragilidad de la sociedad mundial”.

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