lunes, 3 de abril de 2017

ACTUALIDAD

MANIFESTACIONES POPULARES

NO CAIGAMOS EN LA TRAMPA

Vivimos el sábado, como a lo largo de todo el mes de marzo una nueva muestra de la efervescencia con la que el pueblo argentino está viviendo el momento actual.


Escribe: Lic. MÓNICA RODRIGUEZ

La calle se ha transformado en el escenario central de la exposición de conflictos y como en botica hay de todo y para todos los gustos: desde denuncias a la política económica que está generando pérdida de fuentes de trabajo, desaparición de empresas (principalmente PYMES), aumento de la pobreza; reclamos gremiales de índole salarial que anticipan una posible flexibilización laboral; por la inseguridad; contra la violencia de género y de todo tipo, y el último 24 de marzo por el Día de la Memoria. Hechos que movilizaron a cientos de miles de habitantes, que si hiciéramos una sumatoria se contarían en millones.
Del otro lado, como en un ring, estuvieron los que frente a aquellas multitudinarias manifestaciones interpretaron que era necesario salir a “defender la democracia”, considerando que podría estar en peligro. Y así lo hicieron el sábado pasado en la ciudad de Buenos Aires y en múltiples ciudades del resto del país. También una expresión que puede contarse en cientos de miles.
En el medio, como siempre se filtran los extremos de uno y otro lado con exabruptos desorbitados como aquellos que acusan a la anterior o a la actual gestión de ser dictaduras y todo tipo de improperios hacia quienes ejercieron o ejercen la primera magistratura, olvidando o queriendo deslegitimar que fue el imperio de los votos lo que llevó a unos y a otros a gobernar. Estos extremistas, cada uno envuelto en su microclima son los mismos que se ensalzan deslegitimando a sus pares: unos por acusar a los “otros” de oligarcas ó "gorilas" y los “otros” por endilgarle a “estos” la etiqueta de indignos que no merecen ejercer sus derechos como si el título de “gente” o “ciudadano” correspondiera a una clase en desmedro de otras.
Y como los extremos siempre se tocan como dos caras de una misma moneda, una parte de la clase dirigente parece regodearse con estas posturas antagónicas y tensan la “cuerda” lo más que se pueda, de manera de polarizar, sacando a todos “los moderados” del cuadrilátero, como si todo se dirimiera entre  “blanco o negro”.
Y esta es la gran trampa en la que sin darnos cuenta estamos cayendo los argentinos. En una sociedad cada día más inelástica y con menos margen de maniobra por el deterioro social en el que vive, este parece un juego perverso y arriesgado que nos puede hacer perder la Paz Social y llevar a nuestro país a una mayor postración.

La realidad es que estamos padeciendo políticas pendulares desde hace más de cuatro décadas, con modelos de gobierno que no están basados en un proyecto de país a largo plazo sino en planes mesiánicos de regímenes que creen o le hacen creer a la población que son los salvadores de la Patria a cuyo término, más tarde o más temprano siempre volvemos a caer en crisis, y en el mejor de los casos a su salida siempre nos van dejando un lastre mayor al del crac anterior. Somos como un enfermo crónico, con períodos más estables y períodos de crisis pero que a pesar de los medicamentos paliativos indefectiblemente a lo largo del tiempo su salud se va deteriorando. Y en esto, el índice de pobreza estructural es irrebatible: 30%.
La verdad es que hasta que los argentinos no percibamos que estamos todos en el mismo barco y en vez de enfrentarnos entre nosotros le exijamos a nuestra clase dirigente –política, sindical, empresarial y social- que deben sentarse a debatir y consensuar un proyecto de país sostenible a largo plazo donde se fijen las principales políticas de Estado para las próximas generaciones y los sucesivos gobiernos independientemente del color político que tengan se comprometan a cumplirlo, nuestro país no tendrá destino.
Y esto parece que no vendrá de una elite esclarecida, porque gran parte de nuestra clase política parece sentirse muy cómoda en la posición en la que está, defendiendo intereses particulares y/o sectoriales, lejos del Bien Común.

Quizás la mejor y mayor manifestación debería ser un pueblo unido que se pone de pie eligiendo vivir en Paz y exigiendo a los dirigentes que superen los conflictos y las tensiones a través del verdadero diálogo, en el ejercicio pleno de nuestras instituciones y en el marco del Estado de Derecho, no permitiendo más discursos falaces, “diálogo de sordos” o simulacros de acuerdos que “borran con el codo lo que firman con la mano”.
Los argentinos, después de más de cincuenta años de sucesivos golpes de estado, supimos sostener una democracia, quizás con muchos defectos, pero con aciertos, que ya lleva casi 35 años. Nos resta decidirnos y unirnos a construir un país hacia el desarrollo sostenible.

2 comentarios:

  1. ESTE GOBIERNO ESTÁ HACIENDO TODO LO POSIBLE PARA DIALOGAR DE SER HUMANO RACIONAL A SER HUMANO RACIONAL PERO PARECE QUE UNA DE LAS PARTES TODAVÍA NO LO ES.

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  2. Muy bueno sería poder lograrlo, pero lamentablemente la famosa grieta cada vez parece acrecentarse. Yo creo que esto tiene que ver con el egoismo y egocentrismo que no le permite a la gente discernir. "si a mi me va bien que me importa del otro que vive en la pobreza o se quedó sin trabajo..." La conclusión es elegir lo bien que vivo el momento (me voy de viaje o voy a comprar a Chile por mitad de precio) sin importales hacia donde vamos. No importa que volvamos a repetir la historia y el Pais se que sin industrias y la gente sin trabajo. Ojalá podamos cambiar la mentalidad y seguir con esperanza que dicen es lo último que se pierde. Gracias Mónica por la nota la voy a difundir.

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