martes, 26 de julio de 2016

EDITORIAL

NOTA DE TAPA

“MIRE QUÉ ES LINDO MI PAÍS…”

El turismo como motor del desarrollo.La importancia de aprovechar el potencial de las comunas en la ciudad de Buenos Aires

Escribe: Lic. MÓNICA RODRIGUEZ  -  Dirección

Todos sabemos que el turismo es la llamada industria sin chimeneas porque genera un alto impacto en las economías de los países sin las consecuencias negativas que otras industrias producen sobre el ambiente.
Los datos del flujo de turismo mundial  suministrados por la Organización Mundial de Turismo son determinantes: tan solo en el primer semestre del año pasado viajaron por el mundo  810 millones de personas, 33 millones más que en el mismo período de 2014. En las Américas, las llegadas internacionales se incrementaron en un 4% entre enero y agosto de 2015, siendo el Caribe y América Central (+7%) las zonas que registraron el crecimiento más alto de la región, gracias en gran parte a los mercados estadounidense y europeo. En América del Sur el incremento fue del 4% interanual.

“Mire que es lindo mi país…” dicen los versos de Argentino Luna… y no se equivocan. Nuestro país ofrece una multiplicidad de destinos, algunos verdaderos paraísos naturales.
En los últimos dos lustros el turismo fue uno de los sectores más dinámicos y un  factor clave que ayudó a recuperar nuestra economía, convirtiéndose en un pilar de crecimiento de las distintas regiones a partir de la inversión en infraestructura,  creación de empleos en actividades directas e indirectas, difusión de la  identidad cultural de los pueblos nuestras provincias, factor de protección de los recursos físico-naturales que se ofertan y generador de divisas genuinas.
Un punto de inflexión fue la Ley 25.997 (2004) que dio curso a una política de Estado que propulsó  “al turismo como actividad socioeconómica, estratégica y esencial…” (Art 1º ) para el desarrollo nacional, otorgándole prioridad y declarándola una actividad de interés nacional. 
Fue el puntapié que luego sumó beneficios impositivos y crediticios como forma de fomento, aunando  trabajo y esfuerzo de los sectores público y privado con una mirada participativa y federal.
Además del turismo internacional, talló de manera medular el turismo interno dentro del cual se destaca el turismo social, empresarial (congresos, eventos, convenciones, etc.) y las salidas de fines de semana largos que favoreció el flujo continuo de pasajeros durante todo el año.  Desde 2003, cuando había 4,2 millones de llegadas  a los destinos durante los fines de semana largo (FISL), hasta 2014, el crecimiento acumulado de turismo de  FDSL fue del 189%. Tan solo en el 2015 el movimiento de fines de semana largo generó un impacto económico acumulado de aproximadamente 15.000 millones de pesos en las economías regionales. 
Siguiendo con esta política de estado,  el actual gobierno nacional acaba de lanzar el PLAN FEDERAL DE TURISMO, un programa que prevé inversiones por más de 11.500 millones de pesos durante los próximos cuatro años y  300 mil nuevos puestos de trabajo.  Teniendo previsto también apuntalar al sector con inversión en rutas, energía, aerolínea de bandera y todo aquello que contribuya para hacer una Argentina “verdaderamente conectada y federal.”
Este ambicioso plan espera alcanzar para el 2019:  9 millones de turistas extranjeros y elevar a US$3.800 millones el gasto que realizan en el país; llegar a los 70 millones de turistas nacionales y elevar a $170.000 millones el gasto turístico nacional.

Actualmente del gasto total de los turistas que viajan por el país, el 95% se distribuye entre todas las provincias argentinas y un 5% viene a la ciudad de Buenos Aires. En cambio, el gasto por turismo receptivo internacional tiene una mayor concentración territorial ya que solo un 39% del total se distribuye entre las provincias de Argentina mientras que el 60% restante corresponde a la Ciudad de Buenos Aires.
Es decir, nuestra ciudad es un actor fundamental y destino elegido por un segmento importante del universo de visitantes, pero geográficamente la explotación de la actividad está concentrada en un área pequeña, mientras no son aprovechados posibles circuitos turísticos que contribuirían a impulsar de manera más equitativa el desarrollo de los barrios, promover los diferentes centros comerciales a cielo abierto, difundir el rico y diverso patrimonio histórico y  arquitectónico “oculto” en los rincones de nuestra urbe, diversificar la oferta cultural y gastronómica, desconcentrar los hospedajes (desde hoteles cinco estrellas a hostels para estudiantes y jóvenes), etc.  
Por todo esto, sería relevante para la economía doméstica de la ciudad de Buenos Aires generar desde el sector público una política de Estado participativa donde  todas las comunas estén incluidas en la explotación de esta importante actividad económica.

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