viernes, 26 de septiembre de 2014

LA OPINIÓN DE ESPECIALISTAS

SALUD MENTAL
¿POR QUÉ CONSULTAR CON UN PSICÓLOGO CUANDO ESTAMOS DEPRIMIDOS?
Escriben: Lic. VALERIA FESTINO - Lic. DÉBORA GURFINKEL

La psiquiatría define a la depresión como un trastorno del estado de ánimo, transitorio o permanente, caracterizado por sentimientos de abatimiento, infelicidad y culpabilidad además de provocar una incapacidad total o parcial para disfrutar de las cosas y de los acontecimientos de la vida cotidiana. Los desórdenes depresivos pueden estar en mayor o en menor grado, acompañados por ansiedad. 
La psiquiatría se basa en el DSM IV (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) para acordar algunos criterios para diagnosticar el trastorno depresivo y dice que debe reunir al menos algunos de los siguientes puntos:
-presencia de cinco o más de los síntomas por un período de, al menos,  dos semanas y que suponen un cambio importante respecto de su vida previa:
1.  Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi cada día según lo indica el propio sujeto (p. ej., se siente triste o vacío) o la observación realizada por otros (p. ej., llanto). En los niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable

2. Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades, la mayor parte del día, casi cada día (según refiere el propio sujeto u observan los demás)
3. Pérdida importante de peso sin hacer régimen o aumento de peso (p. ej., un cambio de más del 5 % del peso corporal en 1 mes), o pérdida o aumento del apetito casi cada día. Nota: En niños hay que valorar el fracaso en lograr los aumentos de peso esperables
4. Insomnio o hipersomnia casi cada día
5. Agitación o enlentecimiento psicomotores casi cada día (observable por los demás, no meras sensaciones de inquietud o de estar enlentecido)
6. Fatiga o pérdida de energía casi cada día
7. Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados (que pueden ser delirantes) casi cada día (no los simples autorreproches o culpabilidad por el hecho de estar enfermo)
8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión, casi cada día (ya sea una atribución subjetiva o una observación ajena)
9. Pensamientos recurrentes de muerte (no sólo temor a la muerte). 

Cabe aclarar que  uno de los síntomas debe ser estado de ánimo depresivo o pérdida de interés o de la capacidad para el placer  y se verán acompañados por otros de los síntomas descriptos anteriormente.
Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) o una enfermedad médica (p. ej., hipotiroidismo).
Los síntomas provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
Entonces, se presenta un sujeto que dice estar deprimido, desganado, que no rinde en el trabajo y en muchas ocasiones se recurre a los medicamentos (psicofármacos) para transformar al individuo en una persona más competitiva, que pueda incluirse en el mercado laboral. Pero nada de esto, nos dice algo de ese sujeto y su padecimiento. Motivo éste que vuelve necesaria, en muchos casos, la intervención conjunta de la psiquiatría y psicología.
Para el psicoanálisis, la depresión puede ser entendida como un modo de respuesta a cuestiones que se presentan en la vida cotidiana. Se trataría entonces, de inventar para cada quien, un modo de afrontar las situaciones que conlleve menos sufrimiento.
El psicólogo ofrece un lugar al sujeto para que pueda hablar de su sufrimiento y construir un espacio de trabajo que permita elaborar aquellas cuestiones que podrían estar ocasionando ese malestar, como así también delinear proyectos personales que puedan generar bienestar y sensaciones placenteras. Un espacio en el cual intente despejar aquello que desea.


Consultas: 11 6390-9921  /  11 3322-6989

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