miércoles, 19 de marzo de 2014

PROYECTO LEGISLATIVO

DEBATE HISTÓRICO
EL PATRIMONIO DE DEVOTO

Edificio histórico en Av. San Martín al 6500. Fue demolido
En pocos días más Villa Devoto celebrará su 125º aniversario, al mismo tiempo que debate cómo en el futuro protegerá su pasado.

Un debate no menor que puede contribuir a preservar o continuar los cambios que se vienen dando en la fisonomía de un sector de este tradicional barrio de nuestra ciudad.
El proyecto legislativo entre otras cosas, propone ampliar el área de protección histórica (APH). También fija una altura máxima de construcción en 9 metros que con un retiro podría extenderse a 12 m en el APH y en las zonas aledañas. Otro aspecto no menor es que la futura ley establecería un listado de edificios considerados patrimonio arquitectónico y sobre los que obraría un régimen especial.
Durante más de 6 años este texto estuvo dando vueltas en la Legislatura, alternando su tratamiento en comisión y por períodos durmiendo “el sueño de los justos” hasta que el año pasado los diputados de la ciudad decidieron aprobarlo por unanimidad. Pero allí no terminó la historia. Como toda ley de doble lectura  requirió de una audiencia pública, reunión que se llevó a cabo el pasado 11 de marzo.  Allí hubo dos posiciones claramente enfrentadas, por un lado los vecinos que desean preservar y salvaguardar la fisonomía de este sector del barrio, evitando que se continúe con la construcción en altura y la pérdida del patrimonio arquitectónico. Del otro lado, un grupo que  también se autodefinía como vecinos pero con una clara representación de constructores y martilleros y que hasta estas instancias no había participado pero viendo que el proyecto avanza hacia su sanción definitiva, "salió a la cancha" a defender el statu quo. El argumento de estos últimos es que el proyecto no tiene sustento y limita el progreso. 
Lo cierto es que a lo largo de más de un lustro en el que este proyecto se viene debatiendo, Villa Devoto  en general y el área en cuestión en particular fue cambiando, transformándose y mutando gracias a los múltiples desarrollos inmobiliarios, algunos de los cuales se realizaron a costa de propiedades que la debatida ley pretendía proteger

Cuando uno toma distancia y analiza el cuadro de situación desapasionada y desinteresadamente observa a vecinos enfrentados en un debate que en otro contexto seguramente no se hubieran visto sometidos.
En una ciudad que fuera pensada para las próximas generaciones y no para las próximas elecciones, seguramente se desarrollarían políticas integrales de sustentabilidad acordadas con Nación y Provincia para toda la megalópolis que hoy conforma el área metropolitana. Así, probablemente se buscaría revertir los magros 1.80 m2 de espacios verdes por habitante que tiene la ciudad de Buenos Aires para llevarlo lo más cerca posible a los 15 m2 recomendados por la OMS, o al menos el piso de 10m2 de espacios verdes por habitantes; seguramente llevaría adelante una política privilegiando el transporte público no contaminante, extendiendo la red de subterráneos hasta las puertas de la ciudad (avenida General Paz), se implementaría  conjuntamente con Nación el soterramiento de todas las líneas ferroviarias, lo cual traería aparejado una enorme recuperación de tierras para ser destinadas a espacios verdes, áreas deportivas, de entretenimiento y complejos habitacionales. Y por supuesto también y fundamentalmente se trabajaría en la confección de  un nuevo código urbano que armonice y revierta los desequilibrios que día a día se van profundizando en nuestro conglomerado.
En un contexto así, nadie dudaría de las ventajas, beneficios y el valor inconmensurable que tiene la  preservación del patrimonio histórico y arquitectónico de nuestra urbe, como puente de unión de lo que nos legaron nuestros antepasados y de nuestra responsabilidad  como garantes de su cuidado para brindárselo a las generaciones futuras.
Tampoco dudaríamos de la importancia que tiene la inversión privada correctamente direccionada como motor de la economía y como factor de  progreso. Todos sabemos los efectos dinámicos que tiene la construcción y los emprendimientos inmobiliarios sobre casi todo el resto de los sectores.
Piensen que si se conseguiría la erradicación de la cárcel de Devoto, toda el área de influencia podría tener a partir de la planificación y de la inversión privada un desarrollo en escala hoy inimaginado.
Nuestra ciudad requiere imperiosamente ser pensada y planificada de manera integral proyectándola  para los próximos 50 años. De la misma manera, también debemos pensar  en desarrollar nuestra comuna de manera más homogénea, manteniendo cada barrio sus propios matices pero evitando que las descompensaciones conviertan a ciertas áreas en cotos de caza de negocios de corto vuelo y padecimientos de largo plazo.
Como vecinos, debemos unirnos en el debate, en proyectos, en propuestas y en peticionar a las autoridades. Es decir, debemos ser capaces de generar un espiral virtuoso de crecimiento, desarrollo  y mejoramiento de nuestra calidad de vida. 
Quizás sin saberlo, o sabiéndolo, les cabe a cada uno de los actores sociales protagonistas y partícipes en esta cuestión una responsabilidad no menor, principalmente a los legisladores que deberán definirse sobre el tema.

Seguramente esta ley es necesaria para evitar que se siga perdiendo lo que queda, pero no deja de ser un “parche” más en una ciudad que en materia de planificación urbana está a la deriva.

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