lunes, 20 de mayo de 2013

LA OPINIÓN DE ESPECIALISTAS


LA NEGACIÓN
Escribe: Lic. ARIEL SALAZAR - Psicólogo

¿Cuántas veces sentimos que la realidad nos sorprende, nos golpea la tragedia, o no entendemos lo que nos está pasando, o simplemente nos pasan cosas que no esperábamos que nos pasen pero sabíamos que existía una posibilidad, ahí en algún lado recóndito de nuestro ser,  cabía la posibilidad de que lo impensable sucediera?; en fin, la clave de lo que muchas veces nos pasa está en la cualidad de lo “impensable”. En estos casos, pareciera obvia la respuesta, hay cosas en las que preferimos no pensar, porque a nuestro juicio parecieran no tener solución, o nos resultaría muy trabajoso, o muy difícil, etc. Este es el modo de algunas personas de afrontar una realidad que les resulta intolerable; solemos ver este tipo de actitudes en personas con las que es mejor no hablar de ciertas cosas o tocar ciertos temas, o mejor aún, cuando en las conversaciones cotidianas de algunos grupos familiares uno muchas veces percibe que al hablar de determinados asuntos se genera un malestar, una necesidad de cambiar el tema utilizando estrategias de las más variadas que hoy no viene al caso mencionar, así, casi sin querer podemos vislumbrar el camino por el cual en determinadas familias hay temas que llegan a ser tabú; hasta aquí no habría problema, porque cada uno se las arregla como puede para lidiar con la realidad aunque hay algunas cuestiones que me gustaría aclarar sobre estos temas, en principio la “Negación” es un mecanismo de defensa y para esto sería bueno explicar qué es un mecanismo de defensa, podríamos decirlo así, los diferentes modos de defensa son recursos que utilizamos para tratar de lograr un equilibrio, una armonía en nuestro aparato psíquico, estos mecanismos modifican la realidad para hacerla más aceptable para el individuo, ojo! No nos engañemos, la realidad que se modifica es la realidad interna, nos defendemos de miedos y peligros intrapsíquicos, ahora bien, ¿qué queremos decir con intrapsíquico?: que de lo que nos defendemos es de nuestros propios miedos, lo hacemos para lograr estabilidad, proteger nuestra forma de ser, con nuestras defensas intentamos lograr una cierta estabilidad emocional, buscamos controlar la angustia, y como dije antes, modificamos nuestra propia realidad para hacerla más tolerable. Otra cosa que conviene aclarar en este punto es la siguiente: que modifiquemos nuestra propia realidad no significa que se modifique la realidad compartida con los otros, es que justamente porque hay cosas de la realidad que no podemos cambiar que terminamos estableciendo diferentes modos estables de relacionarnos con el mundo, los mecanismos de defensa tienen una función adaptativa, nos ayudan a lidiar con nuestros problemas cotidianos, y en sí mismos no son patológicos, el tema es cuando los modos defensivos se cronifican, se estereotipan, o terminan modificando el vínculo que la persona tiene con el mundo, ¿qué quiero decir con esto último?: el hecho de que no lo veamos nosotros no significa que no lo vean los demás, es que ahí está la trampa de la negación, hay un componente mágico que implica un razonamiento como el que sigue: “aquello que no se ve, no existe” y por carácter transitivo “aquello que no queremos ver, no existe”…¡Error, sí existe! Y mientras más pase el tiempo sin enfrentarlo más sombrío será el panorama a futuro. Si no hacemos nada…no pasa nada y casi como una verdad de Perogrullo diríamos que las cosas difícilmente se arreglan solas. ¿Cuánto tiempo podemos engañarnos a nosotros mismos?, ¿qué cosas nos habilitan a darnos el lujo de mentirnos a nosotros mismos?
Por último quisiera destacar algo más: Estos mecanismos son inconscientes y de ellos nada sabemos más que por los efectos que causan. De todos los mecanismos de defensa, para mí, la negación es el más engañoso porque generalmente la persona suele, sin darse cuenta, decirnos eso que le molesta tanto, contarnos eso que tanto le quita el sueño, pero sólo puede decirlo bajo la condición de negarlo. La negación nos deja en una posición muy vulnerable, en la que el peligro viene de frente y ante el cual elegimos mirar para otro lado, dejar que el tiempo pase y solemos no hacer nada al respecto. Hasta que un buen día, la realidad nos muestra su peor cara, nos sorprende y nos termina pasando aquello que muy en el fondo sabíamos que nos podía pasar.

Consultas: 155-996-2457

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